«Paraíso. Tal vez no haya palabra más presente y más esquiva; tal vez no haya palabra más equívoca [...] fruto de un error y clave de un errar. Errar, y error, desde y hacia el Paraíso: error, o errar, de principio a fin. En la palabra y en la cosa que la palabra nombra se articulan, y se enredan, arqueología y escatología, o protología y teleología; lógoi (sonidos, voces, mensajes) que habitan, y acaso habilitan, los extremos, límites, confines. Porque quizá algo se perdió en el comienzo, algo o alguien (se) perdió el comienzo; o el principio. Pérdida en el principio de la historia; falta o falla en el principio de la leyenda (salida). Hasta el fin (retorno). Entre uno y otro de esos extremos sólo camino, senda, encrucijada. Sólo errar. [...]