A lo largo de la historia de las ideas y de los movimientos socialistas, la división fundamental se da entre el socialismo desde arriba y el socialismo desde abajo. Lo que une a las muy diferentes formas de socialismo desde arriba es la concepción de que, de una u otra forma, el socialismo (o un razonable facsímil del mismo) debe ser otorgado como una limosna que concede a las masas agradecidas una elite dominante no sometida de hecho a su control. El corazón del socialismo desde abajo es su afirmación de que el socialismo solamente puede realizarse mediante la autoemancipación de unas masas activas que, alzando hacia él sus manos, se movilizan ‘desde abajo’ luchando por hacerse cargo de su propio destino, como actores (y no sólo como sujetos) de la escena histórica.