Corren malos tiempos. Para la lírica, por supuesto. Pero también para muchas otras cosas. A decir verdad, para casi todo. O, por lo menos, para casi todo lo importante. Ya Sigmund Freud nos advirtió sobre este persistente malestar en la cultura. Y, de inmediato, una pregunta se nos viene a la cabeza: ¿por qué mal-estamos hoy cuando el bien-estar parece, realmente, a nuestro alcance?
Este ensayo quiere proponer una respuesta; una respuesta cuanto menos novedosa e… inquietante.